A la hora de invertir, es normal preguntarse: ¿renta fija o variable? Esta decisión viene muy relacionada con tu perfil, tus objetivos y, sobre todo, con cuánto riesgo estás dispuesto a asumir. Por eso, hoy te explicamos, de forma clara y concisa, las diferencias entre renta fija y variable, y cuál de las dos puede encajar mejor contigo.
La renta fija es un tipo de inversión donde prestas tu dinero a una entidad a cambio de recibir pagos periódicos, o intereses, y recuperar tu inversión al final del plazo acordado. Es como si tú fueses el banco. Los productos más comunes de renta fija son:
La clave de la renta fija está en su predictibilidad. Desde el momento en que compras un bono, ya sabes cuánto vas a recibir y cuándo. Por eso se considera una inversión de bajo riesgo, ideal para perfiles que priorizan la estabilidad de su salud financiera a las grandes ganancias, ya que aquí la rentabilidad suele ser menor que en una renta variable.
Sin embargo, riesgo bajo no significa riesgo cero. Si la entidad emisora quiebra, podrías perder tu dinero.
La renta variable es todo lo contrario a invertir en un depósito sin riesgo. Se trata de una inversión en la que no hay garantía de cuánto vas a ganar ni de si recuperarás tu inversión inicial. Aquí entras en un mundo donde el valor de tu dinero dependerá del comportamiento del mercado. Los productos típicos de renta variable son:
Aunque conllevan mayor riesgo, también ofrecen mayor potencial de rentabilidad. A largo plazo, históricamente, la renta variable ha dado mejores resultados que la renta fija. Pero a corto plazo puede haber altibajos importantes.
La confusión entre renta fija y renta variable es habitual. Aquí tienes una tabla comparativa clara para que veas sus diferencias de un vistazo:
La diferencia clave es que en la renta fija sueles saber desde el principio cuánto vas a ganar, mientras que en la renta variable no.
Ahora que ya sabes en qué se diferencian, es momento de hacerte la gran pregunta: ¿renta fija o variable?
¿No sabes como empezar a ahorrar? ¿Te preocupa ver cómo tu inversión sube y baja cada semana? Entonces la renta fija puede darte esa tranquilidad que buscas. ¿Tienes un horizonte a largo plazo y no te importa asumir ciertos riesgos por una rentabilidad potencial mayor? La renta variable podría ser tu mejor opción.
Si buscas conservar capital y evitar sorpresas, la renta fija puede ayudarte. Si, por el contrario, prefieres hacer crecer tu dinero a largo plazo, la renta variable tiene mayor potencial para ti.
Muchos expertos recomiendan una estrategia mixta: combinar ambos tipos de activos para diversificar y equilibrar el riesgo. A esto se le llama cartera diversificada, y es una forma inteligente de invertir.
Saber distinguir entre renta fija y renta variable es fundamental para empezar a invertir con sentido. Ambos tipos tienen su lugar dentro de una estrategia sólida: lo importante es elegir desde el conocimiento y teniendo presente que la rentabilidad nunca está asegurada. Por eso, si prefieres una opción más moderada, puedes optar por productos que ofrecen rentabilidad sin asumir riesgos innecesarios, como los productos de Renault Bank.
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