Un crédito fiscal es un dinero que una persona natural o jurídica puede ahorrarse a la hora de pagar sus impuestos. Es decir, se trata de un saldo positivo a favor del contribuyente que debe deducirse al rendir sus tributos.
La cuantía de ese saldo a favor va a depender de los gastos deducibles que se hayan realizado, los cuales pueden incluirse en la declaración de impuestos según la ley de cada país.
El crédito fiscal y los gastos deducibles son importantes cuando se calcula, por ejemplo, el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA).
Además, cabe señalar que, según sea el tipo de impuesto, los gastos deducibles se pueden contabilizar como una reducción de los ingresos obtenidos, como ocurre con el IRPF, o como un pago adelantado de un impuesto, como en el caso del IVA.
Los créditos fiscales son importantes para cualquier persona, empresa o autónomo, porque permite reducir los impuestos que se deben pagar más adelante. Además, puede disminuir la carga tributaria, mejorando la liquidez y la capacidad para reinvertir en el crecimiento y desarrollo del negocio.
Actualmente, las empresas pueden beneficiarse del crédito fiscal cuando, por ejemplo, se de alguno de estos casos:
Es importante que cada uno conozca sus derechos en materia fiscal y saber cómo recuperar los créditos fiscales.
Cada vez que realizamos una operación económica hacemos frente a dos pagos, el servicio o producto adquirido, y el impuesto asociado. De estos pagos, hay algunos que son deducibles, teniendo en cuenta lo que ingresamos, lo que gastamos y la actividad que desempeñamos.
Lo cierto es que cualquier gasto realizado dentro de las actividades legales de una empresa puede, en la mayoría de los casos, ser considerado como un crédito fiscal: servicios prestados, adquisiciones de activos y bienes a nombre de la empresa, contratos de servicios o de construcción, etc.
Una vez incluidos estos gastos en la declaración de impuestos, la Administración Pública fija un saldo a favor nuestro, que no se abona, sino que se reduce del pago total de los impuestos.
Supongamos que tenemos una empresa dedicada a la fabricación de productos electrónicos y necesitamos comprar circuitos a nuestro proveedor para llevar a cabo nuestra producción. Tenemos una red muy amplia de clientes y el último año hemos tenido los siguientes ingresos y gastos deducibles en el Impuesto del Valor Añadido (IVA):
Ingresos: 500.000 euros + 105.000 euros de IVA
Gastos deducibles: 100.000 euros + 21.000 euros de IVA
Teniendo en cuenta los ingresos y el tipo impositivo del 21 %, deberíamos pagar 105.000 euros de IVA. Pero, debido a los gastos deducibles, nuestro crédito fiscal es de 21.000 euros. En este sentido, la cuantía que nos corresponde pagar de IVA es el resultado de esta operación:
Cuantía del impuesto: 105.000 euros – 21.000 euros = 84.000 euros
Por tanto, el crédito fiscal es el monto que se resta de lo que hay que pagar de un impuesto., teniendo en cuenta los gastos deducibles que se hayan incluido en la declaración.
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Conceptos bancarios
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