La rentabilidad de una cuenta de ahorro depende de muchos factores. Conviene tenerlos todos en cuenta para sacar el máximo partido a nuestro producto financiero y obtener, por ende, una alta rentabilidad.
Como ya hemos visto en anteriores posts, una cuenta de ahorro es un producto que genera intereses a cambio de mantener parte de nuestro capital en el banco. Tiene una serie de características, muy distintas a las de un depósito, que nos sirven de punto de partida para analizar la rentabilidad:
En Renault Bank, por ejemplo, eliminamos todo tipo de comisiones o gastos asociados en nuestra cuenta de ahorro, la Cuenta Contigo. Este producto cuenta, además, con la protección del Fondo de Garantía de Depósitos y Resolución francés, que garantiza hasta 100.000 euros por titular en caso de quiebra.
El principal beneficio de tener una cuenta de estas características es que generas dinero por el mero hecho de mantener tus ahorros en el banco. El dinero que mantienes en la cuenta genera intereses, y estos se calculan sobre el saldo medio del periodo considerado (liquidación semestral).
Esta regla, la del monto y la de la duración, estipula que ganarás más dinero si mantienes tus ahorros en el banco durante más tiempo. Pero detrás del proceso está la regla del interés compuesto.
El efecto del interés compuesto logra masificar la rentabilidad de quien contrata una cuenta de ahorro. Y funciona de la siguiente manera:
Productos bancarios
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